Alte. Brown

“No somos el brazo artístico del asunto”


Los hermanos, responsables de la murga más exitosa de los últimos años en Uruguay, lo que no es poco, se confiesan votantes frenteamplistas pero eluden ser catalogados como la cara cultural del gobierno de Mujica.

Con esos nombres no pueden ser menos que uruguayos, ¿cómo se hace para que Agarrate Catalina sea diferente a las otras propuestas que hay en el Uruguay?
Tabaré: Ese es el intento y el desafío, hacer la misma expresión artística pero con la rosquita diferente y la particularidad que le da cada murga. Hay tantos estilos de murgas como murgas hay y cada año una murga puede ser diferente a si misma. Eso se logra y la gente reconoce estilo, pequeñas mañas, piques, guiños que son particulares de cada murga.
Nosotros hacemos el esfuerzo sobre todo de ser más allá de diferentes a todos, también a nosotros, que es como también lo más difícil, sin perder una cuestión de identidad encontrar la manera de zafar de nuestro propio molde casi permanentemente.

¿Cuál es tu vos para cantar y qué haces además de eso dentro de la murga?
Yamandú: Me van a ver en escena cantando la cuerda de primos. Canto en la cuerda, actúo en la murga y junto con Tabaré somos los responsables de las letras de la Catalina. Tabaré además es el director musical y el que se encarga de los arreglos musicales junto con la letra. Además soy un poco el director responsable de la compañía.

¿Cómo se crean letras nuevas cada año y un repertorio que sea vigente para toda Latinoamerica?
Tabaré: Nosotros trabajamos para hacer el espectáculo que presentamos en el certamen que se hace todos los años en febrero en Uruguay, que es un concurso y la vez un festival de teatro y música, un festival murgero en el que intervienen además de la murga como los parodistas, los humoristas, que forman parte del carnaval pero que son diferentes a las murgas. Entonces básicamente nosotros armamos el espectáculo para hacerlo en los tablados y hacemos un promedio de ciento cincuenta funciones en esos cuarenta días que dura el carnaval. Después en los últimos años hemos tenido la suerte de poder mostrarlo en otras partes del mundo y eso de alguna manera tenemos que tenerlos en cuenta sin que modifique la verdadera esencia que es hacerlo para el festival de carnaval. Entonces los hacemos para el carnaval, con los códigos montevideanos y el respeto al reglamento, y después adaptamos las cosas que no se entienden porque son muy localistas o tienen alguna referencia muy particular que sea demasiado referencial a nuestra ciudad, lo pasteurizamos y le hacemos algún aditamento especial que es como un prólogo al asunto y lo hace Yamandú, que es un diccionario uruguayo – resto del mundo, donde explicamos hechos, personajes y personas que van a ser nombradas en el espectáculo.

¿Qué gente los sigue aquí en Argentina que ustedes sepan?
Yamandú: Los primeros años que la murga vino a Argentina teníamos un público mayoritariamente de uruguayos y de esos argentinos fanáticos de la cultura uruguaya, esos que están por sacar la ciudadanía uruguaya.
Eso fue en los primeros dos años, a partir del 2006 la murga tuvo por un lado un crecimiento muy importante porque había ganado el certamen dos veces y eso te permite una repercusión mayor, y en ese año hicimos un cuplé acerca de las papeleras, donde no nos poníamos ni de un lado ni del otro sino que nos reíamos del asunto, que despertó mucha popularidad y polémica que hizo que la murga se hiciera más masiva.
Ese año el público se masificó y pasó a ser mayoritariamente argentino.

Tabaré; Yamandú… falta Abayubá
Yamandú: Está Martín, que es nuestro tercer hermano, que protestó mucho porque no le pusieron un nombre charrúa e incluso se decía decir Artigas, porque era el jefe de todos los indios, sino le decías Artigas no te contestaba. Somos tres hermanos y por suerte tenemos la bendición no solo de ser amigos sino de trabajar juntos y conservar esa amistad en el trabajo, que es de esas cosas más difíciles. Siempre que uno trabaja con amigos pone en riesgo la amistad. El canario Luna decía “es timba recomendar a un amigo pa´l laburo”. Imaginate teniendo una murga a cargo, que no solamente trabaje el mes de carnaval sino que este todo el año trabajando y recorriendo el mundo, que es como un circo ambulante, una compañía itinerante, que implica un esfuerzo grandísimo del punto de vista grupal; personal; familiar; físico. Pero lo más importante es que lo que una vez fue nuestra vocación se transformó en nuestra profesión.

La murga uruguaya tiene una historia de claro tiente ideológico, ¿cuál es el lugar de Catalina en ese aspecto?
Tabaré: Creo que la escena ideológica en el mundo ha cambiado. El concepto de las ideologías no es el mismo en el 2011 que en los ´60. Las personas, las instituciones, los partidos políticos, la escena política mundial ha cambiado, por lo tanto también han cambiado las murgas. Lo que si se mantienen son los principios básicos de solidaridad, de ecuanimidad, de justicia, de libertad, de democracia, que las murgas siguen reivindicando, desde otras atalayas, con otra visión y abordando otro tipo de temas porque los temas que urgen al país o los países son un poco diferentes.
Nosotros seguimos esa escuela, la de La Soberana; de Falta y Resto; Araca la Cana; Reina La Teja, las murgas compañeras. Tenemos un discurso diferente porque somos gente de otra generación. Esta murga tiene un promedio de 28 o 30 años y somos un poco hijos de esa otra generación.

Ustedes toman como uno de los protagonistas del espectáculo al actual presidente uruguayo, ¿tienen alguna relación con él o saben como se lo ha tomado?
Tabaré: Tenemos una relación primero de votantes, porque mucho de nosotros lo hemos votado, y a aparte tenemos como un cariño muy especial porque es una persona diferente, más allá de la afinidad política lo queremos mucho porque es un personaje muy querible que hasta la gente de la oposición lo reconoce.
Cuando hicimos el cuplé de la parodia de él en el año 2005 le llegó, que no era presidente ni siquiera candidato, la murga ganó y nos entregó el premio personalmente y fue cuando lo conocimos. A partir de ahí tuvimos un par de encuentros más, nos invito a su casa a comer un asadito con Lucía, conocimos a Manuela, su perra de tres patas, pero artísticamente no tenemos una filiación política con él, no somos el brazo artístico del asunto, simplemente tenemos simpatía pero cuando hay que criticarlo los criticamos y él va se sienta y se caga de la risa. Y si un día no le gusta lo va a entender porque todos los presidentes lo han entendido. En Uruguay hay una cultura que entiende que la murga critica a los presidentes, que es el pueblo riéndose del poderoso sea de la bandera que sea y eso es sano y está bueno.

 
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